Verborrea
martes, 20 de mayo de 2008
La hora del Jalalala
El aburrimiento oficinesco ha sido el empujoncito necesario para retomar esta mierda de blog. Ya en sus últimos días, al no saber qué vomitar , sólo podían verse colgados en el mismo videos de youtube y frases nada célebres. He estado pensando en redireccionar el blog hacia derroteros más productivos para el que lo visite, ya que antes tan sólo contenía pajas mentales de un servidor que únicamente servían para alimentar el propio entusiasmo por expulsar residuos tóxicos. Así pues, próximamente se verá la nueva faceta de Verborrea, esperemos que con un contenido más didáctico, entretenedor y alucinante...y bueno, intentando salvaguardar el carácter repulsivo, maloliente y ácido que en algún momento logró conseguir.
lunes, 24 de septiembre de 2007
martes, 21 de agosto de 2007
jueves, 16 de agosto de 2007
jueves, 12 de julio de 2007
La mar de tullido, la mar de bien
sábado, 30 de junio de 2007
domingo, 24 de junio de 2007
Adiós
Y al callar, una lágrima se deslizó por su mejilla.
Por primera vez no había música detrás, sólo un murmullo desenfocado y recortado por una sucia lente angular.
El minutero se apea del reloj,
el aire se vicia de levedad,
hasta las tazas de café dejan de humear...
... para prestarnos atención.
Y bien, “¿qué podría yo decirte que no sepas ya?: nacimos contra el muro”
Sólo queda reírnos de la muerte y esperar a que algún día cobremos lo que la vida, por desidia, nos dejó a deber.
Acallar las manos, los dedos…
Acallar los acordes que acompañan las noches de hirviente inspiración
Acallar los deseos de dar vida a la estación, a los pasillos y a las persianas...
...a la tarde, a las calles y al salón.
Si, sólo queda levantarnos, pagar y decirnos adiós.
Por primera vez no había música detrás, sólo un murmullo desenfocado y recortado por una sucia lente angular.
El minutero se apea del reloj,
el aire se vicia de levedad,
hasta las tazas de café dejan de humear...
... para prestarnos atención.
Y bien, “¿qué podría yo decirte que no sepas ya?: nacimos contra el muro”
Sólo queda reírnos de la muerte y esperar a que algún día cobremos lo que la vida, por desidia, nos dejó a deber.
Acallar las manos, los dedos…
Acallar los acordes que acompañan las noches de hirviente inspiración
Acallar los deseos de dar vida a la estación, a los pasillos y a las persianas...
...a la tarde, a las calles y al salón.
Si, sólo queda levantarnos, pagar y decirnos adiós.
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